De porqué debemos exigir que se nos pague a través
de la Asociación Argentina de Actores
En algunas oportunidades se nos propone o intima a cobrar el dinero que nos corresponde por la filmación de un comercial fuera de la Asociación Argentina de Actores.
Se nos ‘invita’ a pasar por la castinera, la productora o la casa de la tía del cuñado de un representante. Los argumentos/excusas que despliegan varían según la imaginación y caradurez del interlocutor de turno, pero las verdaderas razones de esta modalidad obedecen a la impunidad que les permite evitarse el control de nuestro sindicato en lo referente a liquidación de haberes y confección del contrato.
Impunidad que se traduce en dinero. Dinero tuyo con el que se quedan estos sujetos cuando se mantienen al margen de sus responsabilidades. No es por practicidad sino porque intentan evitar pagarte TODO lo que te corresponde, del modo y en los plazos que deben hacerlo.
Otro de los argumentos habituales que enarbolan estos negreros es que, cobrando de su mano, te ahorras el 6% de los aportes sindicales. Lo que NO DICEN es que ellos se ahorran su 6% de cargas impositivas. Tampoco dicen que lo que te “ahorrás” por un lado, lo perdés por otros al trabajar en negro.
Además, el dinero que no está ingresando al sindicato, es el dinero que luego va a faltar para pagar más inspectores que fiscalicen filmaciones, para pagar un estudio de abogados que te asesore y represente gratuitamente, para tener una obra social digna, etc, etc. Además, intentan constantemente desprestigiar a la AAA que, si bien durante muchos años hizo mérito propio para eso, nos guste o no, es la entidad que nos representa y resguarda nuestros derechos como actores.
Allí debemos acudir toda vez que nos encontremos con estas u otras irregularidades, para pedir que cumpla con su rol. Consideramos que exigir a nuestro sindicato es fortalecerlo, mientras que aceptar firmar contratos en papel higiénico que se pagan en gallineros es traicionarnos y condenarnos a nosotros mismos a los abusos y maltratos que suponen la desunión y el egoísmo. La experiencia indica que nadie dejó de trabajar por pedir o exigir que las cosas sean como deben ser. Al contrario.