lunes, 30 de noviembre de 2009

Exitosos y rebeldes


La nueva generación de estrellas que rechaza el discurso único







Se diferencian de Mirtha, Susana y Tinelli. Le dicen no al pedido de mano dura, repudian el saqueo ambiental y piden cárcel para los genocidas. Rating y compromiso.


"Si no se reprime, es un caos. No se puede tomar un país, no se pueden cortar las calles. Andá a cortar la Quinta Avenida en Nueva York o Les Champs Élysée en París, a ver qué te hace la policía", reclamó Susana Giménez, escandalizada ante los piquetes que se realizan como método de protesta.

"No se puede vivir así, señores, no se debe vivir así. Nosotros exigimos seguridad. Tenemos que juntarnos para organizar algo contra la inseguridad, hay que salir a la calle, nos están matando a todos", despotricó Mirtha Legrand en su programa.

"Acá todavía estamos discutiendo si los metemos presos, si dieciséis o diecisiete años, si lo derechos humanos... El único derecho humano es el derecho a la vida y están matando a la gente por la calle de una manera impresionante", disparó Marcelo Tinelli refiriéndose al problema de la inseguridad.

Si la sociedad y la vida se rigieran por los dichos de estas estrellas, tal vez nos correspondería experimentar un ciclo oscuro de la historia. Desde los sitiales de afecto y admiración que detentan –logrados en base a un genuino esfuerzo y corroborado por el lugar que ocupan en el imaginario popular–, Giménez, Legrand y Tinelli se convirtieron en voceros de los sectores más reaccionarios y promovieron un uso tendencioso del malestar social. Alguien podría pensar: "Los artistas de la tele están con la derecha". Sin embargo, la ocurrencia es demasiado simplista y elude recorrer un campo en el que intervienen distintas corrientes de opinión.

"No estoy de acuerdo con lo que salieron a decir Mirtha, Susana y Tinelli, que enarbolen esas banderas como única verdad –se diferencia Florencia Peña, una de las actrices más reconocidas que acompañó la lucha por la Ley de Medios–. Nací en medio del Proceso y mi generación tuvo un especial énfasis en comprender qué había pasado. No quiero un modelo de milicos reprimiendo ni una policía enturbiada por el 'Fino' Palacios y Ciro James. Eso sólo trae más violencia. Quiero la construcción de una Argentina más justa."

En una pausa de la grabación de Botineras, que acaba de estrenarse por Telefé, Peña se puso una camiseta que reclama el juicio y castigo a los genocidas como medio de adhesión a la campaña de la agrupación H.I.J.O.S. "Creen que la inseguridad se combate con represión, pero muchos pensamos distinto. Hay que atacar a la inseguridad, pero no desde las posiciones de la burguesía. Por decir estas cosas se me cerraron puertas y me negaron tapas, pero igual me la rebanco", declara. Mientras posaba para las cámaras de Veintitrés, la actriz bromeaba: "¿Qué te pasa, derecha, estás nerviosa?".

Peña expresa a una farándula que no sólo se nutre de superficialidad y frivolidad (que, como todo, en su medida y armoniosamente nunca vienen mal), sino que observa atenta la realidad y se pronuncia sobre las cuestiones más importantes desde posiciones progresistas. Son actrices y actores de la camada subcuarenta, luminarias de programas que gozan de un alto rating y que ganaron el favor de los televidentes, nacieron en medio de la dictadura o la vivieron durante sus infancias, el menemato marcó sus pubertades y adolescencias y fueron, si no testigos, protagonistas de las jornadas de diciembre de 2001 y el agitado año que las continuó. Señalan su compromiso no sólo mediante la realización de declaraciones a favor de las causas justas, sino que transforman su pensamiento en actos.

"Me pongo la remera porque creo profundamente que no debería ser necesario hacer una campaña ni ponerse una remera por esta causa –explica Julieta Díaz durante un alto en el rodaje de Valientes, la telenovela que rompió los récords de rating durante este año–. El juicio y castigo a los genocidas es algo que tiene que ser así y que a esta altura tengamos que seguir peleando para que se haga justicia la verdad que es una vergüenza. La dictadura logró diezmar a una generación y diezmó opiniones, logró crear miedo, que por supuesto era su objetivo. Ahora está más dividido todo, aunque no creo que haya más compromiso ahora que antes."

Díaz fue una de las personalidades que se puso al frente del reclamo contra la minería a cielo abierto, participó de iniciativas a favor de las comunidades zapatistas en México y participó del ciclo Teatro por la Identidad, entre otros proyectos. "Ante la inseguridad: salidas de mano dura, no –manifiesta–. Creo que hay que ir a la raíz del problema, a la desocupación, a la violencia familiar, hay que trabajar con los chicos y los adolescentes porque hay chicos de doce, trece, quince años que roban. Los castigos tienen que ser razonables, pero sin mano dura, justicia por mano propia ni ninguna de esas cosas."

"Siempre es mejor decir que no decir, aunque no creo necesariamente que una persona pública tenga la obligación de salir a decir cosas. El compromiso es con uno, con las propias ideas –señala Julieta Ortega, quien se prepara para filmar la película Esto también pasará, dirigida por su hermano Luis Ortega y basada en textos de Yukio Mishima. Acompañada por su hijo Benito y el gato persa de la familia, posa para esta producción–. Apoyo el pedido de juicio y castigo a los militares de la dictadura porque, a diferencia de lo que piensa alguna gente, es indispensable. En un país con 30.000 desaparecidos y varios genocidas todavía sueltos, hay que mirar hacia atrás. Estoy convencida de que no hay paz posible en un país sin memoria. Observar el pasado, recordarlo o pensarlo es la única manera que tenemos de asegurarnos de que no vuelva el terrorismo de Estado." Ortega pide mesura a la hora de tratar un problema tan importante como la inseguridad: "Es un tema mucho más complejo y profundo de lo que nos quieren hacer creer y, por lo tanto, merece un debate más amplio. No creo que se resuelva con slogans televisivos".

Las diferencias de opinión se revelan no sólo en la cuestión de la seguridad. Esta semana, Damián De Santo protagonizó una discusión en uno de los almuerzos de Mirtha Legrand cuando el actor especuló, en clave psicoanalítica, sobre el acto de matar a los padres y la diva no estuvo de acuerdo. "Tu necedad no te permite ver –le espetó De Santo a Legrand–. Uno elige qué hacer con los muertos." El actor, que apoyó la Ley de Medios, también se puso la camiseta y explicó su posición: "La inseguridad es un gran negocio de la seguridad. Los policías retirados y la mano de obra desocupada manejan ese gran negocio en los countries. La inseguridad estuvo siempre, sólo que hoy tiene más prensa".

"No soy millonaria, pero me considero una beneficiada: en ningún momento me pondría como víctima de esta sociedad –reflexiona Violeta Urtizberea, de 24 años, que protagoniza junto a Pablo Rago la telenovela Enséñame a vivir, que se emite en las pantallas de Canal 13 por las tardes–. A veces me pasa que veo a la gente con auto descapotable, ostentando, y pienso: 'Y bueno, jodete si te roban'. Lo pienso de verdad y tengo un montón de discusiones por eso. Si alguien revisa la basura y vos salís con un descapotable, eso genera violencia. No quiero hablar de nadie en particular, pero no entiendo cómo puede haber gente que se muestre indignada y dolida en su mansión. Ese es el discurso oligarca. Pero sí entiendo a las víctimas de los hechos violentos delictivos."

Anabel Cherubito se siente orgullosa de su paso por "Bailando por un caño", el segmento conducido por Tinelli, más allá de los elogios que recabaron sus performances: "Hablé del asunto después de bailar en el programa de Tinelli. Fue raro para los demás, no tanto para mí. Ojalá que haya cárcel común y perpetua para los genocidas. Me importaba dar ese mensaje desde un programa que se ve mucho ya que no veo a los medios masivos de comunicación muy interiorizados en el tema". La actriz llegó a los tribunales de Comodoro Py el día que comenzaban los juicios a 17 imputados por delitos de lesa humanidad, entre los que se encuentran nombres tan tenebrosos como los de Julián Simón, más conocido como "Turco Julián", Samuel Miara, Raúl Guglielminetti, o Eufemio Uballes, alias "El Führer". "Soy parte de esta historia, mi familia estuvo exiliada", aclara.

También se pronuncia sobre la inseguridad. "Este es un país pobre y desigual, y en los países pobres y desiguales siempre existió el delito. Respecto de los dichos de los famosos sobre el tema, opino como Florencia Peña. Es terrible la manipulación de los medios, a veces parece como si estuviéramos en medio de una guerra civil. No ayuda a que un país crezca. Le aconsejaría a la gente que busque otras opiniones. No digo que no exista la inseguridad, pero a veces la gente repite lo que se dice en los medios."

En un ambiente como la televisión, donde se juegan grandes intereses comerciales y de poder, no son los únicos referentes que se juegan por lo que piensan. Gastón Pauls, que el 20 de diciembre de 2001 se encontraba en Diagonal Norte combatiendo la represión policial del gobierno de De la Rúa, es un ícono del artista comprometido en estos tiempos. Su fundación Chicos de la Cultura de la Calle, que impulsa junto a su pareja Agustina Cherri, alimenta y brinda recreación a distintos hogares de niños en la ciudad de Buenos Aires. Grabó junto a Julieta Díaz, Nicolás Pauls (un activista vegetariano), Laura Azcurra y Celina Font, entre muchos otros, un spot contra la minería a cielo abierto. Cherri también promueve la ayuda a víctimas de la violencia familiar y de género a través de la fundación Amigos del Alma, la que recibe la habitual colaboración de Marcela Kloosterboer, Felipe Colombo, Camila Bordonaba, Laura Novoa y Romina Ricci, entre otros. Soledad Villamil, protagonista de El secreto de sus ojos –el film nacional más exitoso de los últimos tiempos–, militó en su juventud en el Partido Obrero y se mantiene fiel a sus ideales de izquierda y mostró su apoyo a la lucha de los trabajadores de Kraft.

Natalia Oreiro apoya causas ecológicas y se pronunció a favor de la Ley de Medios. Al cierre de esta edición, se encontraba viajando hacia el Uruguay para votar por el Frente Amplio. También Soledad Silveyra partió hacia la Banda Oriental para festejar el triunfo de Pepe Mujica. Silveyra es una referente entre los artistas comprometidos de la anterior generación: "Los jóvenes me dan mucha alegría, los veo muy bien, con mucho compromiso, con ganas de hacer cosas y con posiciones tomadas –reflexiona–. Aunque digan que las ideologías están muertas, creo que ellos las tienen vivas. Los veo muy bien, y no sólo a los artistas. Es que son hijos del 2001".

Si en el campo político se acabó con el reinado del discurso único, no debería sorprender que ese movimiento tenga una réplica en las otras esferas sociales y culturales del país. Aquellos que hacen posible que la caja boba exista, no deben –necesariamente– atribuirse tal adjetivo.

Por el contrario, pueden –como esta nota demuestra– contribuir a la reconfiguración de la Argentina desde la posición que les otorga su popularidad. Pueden ser, además de exitosos, rebeldes. Y convertirse en tribunos de las causas justas que tanto necesitamos, en partidarios de discursos que combatan la hegemonía del poder. Es una posibilidad. Los protagonistas de la televisión se convertirán, si así sucede, no sólo en meros instrumentos del rating sino que serán herramientas para construir un país mejor.


Por Diego Rojas

viernes, 27 de noviembre de 2009

APAGUEMOS LA TELE




















¡Apaguen la televisión! Es la mejor descripción que he escuchado de la televisión. De la película Network (1976) con Peter Finch en una actuación que le valió el Óscar póstumo al mejor actor interpretando a Howard Beale, un locutor que sufre de depresión y que es utilizado para subir los ratings con su enfermedad.






miércoles, 18 de noviembre de 2009

“Yo hubiera sido montonera”



Florencia Peña resulta ser una rara avis en el mundo de las actrices de su generación. Sin gorrita o anteojos que ejerzan de careta para evitar el reconocimiento, o troupe de asesores y asistentes obligados en estas personalidades, la conductora de Flor de palabra y actriz de la inminente ficción Botineras, la ahora rubia –por su rol de peluquera y madama en la miniserie– camina por la avenida Corrientes como si nada.




–¿Cómo se hace todo: tele por dos, teatro, cine?


–No es algo que persiga. La cosa es que me pasaron muchas cosas lindas juntas. En teoría iban a estar separadas en el tiempo, pero después se juntó todo.

–¿Le gusta conducir?

–La conducción me da esa adrenalina del aquí y ahora. Me da rapidez y yo soy bastante inquieta y curiosa. Si bien no soy una conductora de formato de entretenimientos, intenté encontrarle una vuelta para que tuviera mi sello y que no fuera un programa que pudiera ser conducido por otra persona.

–Hablemos de sus hijos.

–Tengo dos, Tomás de 6 años y Juan, que acaba de cumplir 1. Toto fue un hijo muy amado, primero en todo: primer hijo, primer nieto, primer sobrino y armó una revolución en la familia. Y Juan es un gordo divino, pero llegó con la cosa más tranquila. Yo tenía esa cosa de ¿lo querré igual?

–¿Y la culpa?

–Creo que todas las madres somos culposas pero trato de que mis hijos entiendan que esta es la madre que tienen y trato de estar lo más que puedo con ellos. Si no puedo darles cantidad, les trato de dar calidad. Si no puedo estar mucho en casa, trato de que vengan a las grabaciones. Me ha pasado de tener un bache en una grabación e ir a buscar a Toto a la escuela para verlo media hora. Sí, soy una madre que labura mucho, a veces más, otras menos. Nosotros no somos rígidos en los horarios y en los tiempos. Tratamos de que entiendan que estos son los padres que tienen.

–¿Cómo hizo para construir esta actriz que es hoy, viniendo de la masividad de la televisión?

–Yo trabajo en la televisión desde hace 27 años, desde que tenía seis. Aprendí haciendo y fui creciendo a la vista de la gente. Quizá, lo que tengo en contra también lo tengo a favor.

–Pero parece una mujer normal. En general, los niños actores son...

–Freaks, sí. Eso tiene que ver con la familia de la que vengo. Es anormal en muchas cosas, pero tiene algo de normalidad que son los valores, la ética. No han querido proyectarse en mí o en mi hermana en lo que ellos no pudieron concretar. Mi vieja me apoyó, me ayudó, me guió. Después, cuando terminé el colegio, en un momento pensé en ser abogada, pero a los 18 años recién decidí que quería ser actriz.

–¿Y antes?

–Antes era un juego. Ahí me puse las pilas y me puse a estudiar en serio. Estaba en el medio de Son de diez, la cosa se venía perfilando por el lado sexual.

–Y ahí se redujo las lolas...


–Sí, me operé a los 18 años. Por suerte me tocó una época donde no existía esta masividad, todo era más naïf. Si eso me hubiera pasado en estos tiempos, me hubiera sido muy difícil. Ahora todo está puesto en ese tipo de mujeres, muy voluptuosas. Yo vengo de una generación complicada, difícil. El otro día le preguntaba a Leonor Manso cómo era su generación, cómo era ser actriz en su época. Había mucho más respeto por el actor, no era fácil ser la tapa de un suplemento de espectáculo de un diario importante. Existían las vedettes, existían las modelos, todo estaba colocado en su lugar.

Ahora está todo mezclado. Yo no persigo ser famosa, aunque está buenísimo llegar a mucha gente. Pero es complicado tener treinta y pico. Estamos todos en la misma bolsa y el tamiz todavía no se terminó de hacer del todo. Se supone que hacés un programa de 30 puntos y ya está, ya llegaste. El rating no puede ser la medida de nada. Yo ya lo entendí y vivo mucho más tranquila. Hago lo mío lo mejor que puedo y lo único que tengo para defender es mi arte.

Mi último trabajo fue en un teatro muy chiquito, con una obra chiquita, sin pretensiones, mucho más pequeña en cuanto a la producción. Sin embargo, más allá de la nominación al ACE con Norma Aleandro, Mercedes Morán y Selva Alemán como actriz dramática, lo que me pasó a mí en el trabajo, ser dirigida por Leonor Manso en un terreno muy distinto al que estoy acostumbrada, fue maravilloso. Soy una mujer que ha ido descartando cosas que ya no me sirven o no me hacen feliz.

–¿Qué cosas ya no le entusiasman?


–Ahora la sitcom dejó de tener un sentido para mí. Ya hice todas. Por ahí volvería dentro de un par de años, pero ahora no. No me quiero repetir. Ahora estoy en otra etapa de mi vida, con el cine. Yo había hecho una sola película cuando tenía 23 años con guión de José Pablo Feinmann, con Pepe Soriano y Esther Goris, El ángel, la diva y yo. Y no pude hacer más cine porque me dediqué a la tele y al teatro. En febrero filmé una peli con libro de Bioy Casares, con Luis Machín, años ’50, alucinante.

Esa chica que hacía reír desde la pantalla, disparatada y veloz, ya casi no aparece. Desde hace unos meses, Florencia Peña defiende posturas políticas antes inexistentes en ella y pasó a ser una de las defensoras más acérrimas de la Ley de Medios en la televisión. –Se la ve bastante más valiente que en otros tiempos, raro en los actores de su generación. ¿Qué pasó para que se involucrara políticamente?

–Hay un momento en que estás de un lado o del otro, hay cosas con las que no hay grises. O estás con los milicos, o no estás con los milicos, no estás en el medio. Hay que entender lo que pasa en el país. Yo no soy política, no me interesa tener una banca, pero sí me gusta entender, leo de historia argentina, hablo de política en mi casa, en mi vida, con mi familia. Yo siempre fui una mina muy politizada. Estoy en un momento en el que no quiero estar alejada de lo que parezco y lo que soy. En otro momento sentí que parecía algo que no era.

–¿Superficial?


–A veces parece que todo me resbala y no es así. Soy tan sensible que el humor me ha salvado de no caer tan hondo y no poder salir. Me pareció que, por el momento que estábamos pasando, estaba bien tomar partido. Es mucho más arriesgado decir lo que pienso, porque en una persona popular como yo, sería mejor que todo quede en las cuatro paredes de mi casa. Creo que es importante la militancia, y lo digo desde un lugar muy humilde, sin jactarme de nada. Estoy muy involucrada con la Ley de Medios y tengo una opinión formada sobre lo que pasa en la Argentina, sobre lo que veo, y sobre algunas personas que hablan. Siento que hay un cambio de paradigma.

Creo todo lo contrario a lo que dicen los medios, no creo en la anarquía; creo que es la primera vez que estoy de acuerdo con muchas cosas de las que están pasando, y en esas que estoy de acuerdo, quiero salir a decirlo. La gente cree que no se puede salir a la calle, que salís a la calle y te matan y te roban, y lo que se debería aclarar o entender es que la Ley de Medios no es una ley que nos pertenece a los periodistas y a los actores, sino que es algo tan profundo como la opinión pública del país.

Lo que yo digo es no al monopolio porque es necesario que nos den la posibilidad de discernir. Creo que la Ley de Medios era necesaria desde hace más de 25 años. No podemos seguir con una ley de la dictadura. Yo creo en el debate, pero no hay debate ni construcción de nada.

–¿Qué hay?


–Nadie se escucha, y decir que la Ley de Medios es antidemocrática es un disparate. Es lo más democrático que me tocó vivir. Se cambiaron las cosas que hubo que cambiar: lo de Telefónica, que causaba tanto revuelo, se cambió, hubo debates, hubo audiencias.

A mí me hacen reír cuando dicen que no hay libertad de prensa. ¿En qué país están viviendo? Lo mínimo que le han dicho a la Presidenta es que es una hija de puta, de ahí, para arriba y para abajo. Es una falta de respeto impresionante. La gente opina sin saber, sin leer, sin estudiar. Opinan sobre el neoliberalismo y no saben lo que es, opinan sobre el capitalismo y tampoco.

No creo en la oposición sangrienta, no nos lleva a ningún lado y la derecha avanza. Yo soy de izquierda y es la primera vez que estoy de acuerdo con un gobierno. Somos muchos que no tenemos que ver con la derecha fascista, tenemos que ver con una Argentina que busca la redistribución de las riquezas. Yo soy una actriz que gana muy bien, podría callarme la boca porque a mí la derecha me va a dar más plata que la izquierda. Pero prefiero una Argentina con un proyecto de país sin tanta desigualdad. Es un momento en el que es reimportante pararse en un lugar, y si hay que ponerse en un extremo o en el otro, yo estoy en la vereda de enfrente de Lilita, de Macri, de De Narváez. Estamos en un momento en que está todo confundido. No hay lugares donde se pueda hablar. Existen las listas negras con algunos actores en algunos diarios.

–¿Es así?


–Yo, antes de exponer mi postura con la Ley de Medios, en el suplemento de Espectáculos de un diario me defenestraron en una columna por mi ideología política. ¿Tan grave es que yo diga lo que pienso? Si ustedes son los que enarbolan la bandera de la libertad de prensa, no debería molestarles si yo no pienso lo mismo; no les voy a poner una bomba en la redacción, no se asusten. ¿De qué tienen tanto miedo? Será porque tienen el culo sucio.

–Parece otra persona...


–Estoy en un momento en que la actriz que soy también tiene que ver con lo que soy. Esto no es un hobby para mí, y como me tomo la actuación en serio, también me tomo la vida y este momento que estamos pasando. Creo que ocupo un lugar en los medios, me guste o no, donde está bueno bajar línea. Algunos estarán en contra, otros a favor. Yo prefiero alguien que dice lo que piensa desde un lugar respetuoso. Yo bajo línea adonde voy. El otro día fui a comprar un libro y había una señora que estaba comprando el de Marcos Aguinis. Me acerqué y le pregunté por qué estaba comprando ese libro. Mi marido me quería sacar de ahí pero yo quería escucharla. Me dijo que se estaba viviendo una época terrible y que no se podía salir a la calle. Le dije que yo salía a la calle, que me habían entrado cinco monos en mi casa, pero yo no lo culpo a Kirchner, es la sociedad que está para atrás. Estamos buscando un país de igualdades, no somos un país socialista, no somos un país comunista, nunca vamos a tener un formato cubano. Yo invito a la gente que está tan en contra de Fidel, que lean un poco más, que vayan a Cuba, que escuchen a la gente que está a favor y en contra. Hay que formarse una opinión con las dos campanas. Hay que comprometerse.

–Usted sabe que este es un camino de ida, ¿no?


–Ya lo sé. Hay cosas que ya no puedo hacer y está bien. No importa lo que yo diga, sí lo que haga, en todos los aspectos de mi vida. Yo creo en la pasión con la que vivo y el compromiso con el que vivo. Aspiro a ser una mujer con entereza.

–¿Qué le daría esa entereza?


–Ser coherente. Arranco desde lo pequeño, con mi familia, con mi gente, con la gente que labura conmigo, tratando de ser lo más honesta que puedo. Y si llego a tener enemigos, y esos son los que no piensan como yo, bienvenidos. Hace muchos años, yo quería que todo el mundo me quisiera. Trabajé mucho en terapia sobre eso. No te digo que lo tengo superado, pero lo tengo pensado. Tengo posturas tomadas, nadie me va a convencer de que los milicos fueron buenos. Me peleo a capa y espada con los que los defienden. Yo creo que la violencia no se cura con violencia, pero si yo hubiera tenido que elegir, en ese momento hubiera sido montonera. Y lo digo absolutamente convencida. Creo que casarme con Mariano fue importante.

Habla de su marido, el músico de jazz Mariano Otero, con quien comparte su vida desde hace ocho años y dos hijos, y se emociona. Parece una mujer enamorada.

–¿Por qué es importante?


–Mariano nació en Avellaneda, de una familia muy diferente a la mía, militante, una familia comprometida política y socialmente, con otra cabeza, él trabajó mucho en las villas cuando era pendejo. Un pibe que realmente hace lo que quiere y tiene mucha libertad. Creo que Mariano me dio la posibilidad de sentirme valiente frente a mis pensamientos. Yo no pienso diferente a cuando lo conocí, simplemente ahora tengo más valentía porque tengo a este hombre al lado. Yo me enamoré de su manera de ver la vida, su manera de pararse en el mundo. Yo lo amo por lo que él es como persona, por cómo mira a sus hijos, por cómo milita en su vida cotidiana más allá de la política.



domingo, 15 de noviembre de 2009

De farándula, represión y enanos fascistas





Primero fue La Señora de los Almuerzos, con su habitual tono apocalíptico, desde la mesa del canal que ha hecho de la inseguridad su tema central, a tono con la campaña permanente montada por uno de sus propietarios, Francisco de Narváez. Muy segura de sí, con ese tono de indignación de vecina de Avenida del Libertador que la caracteriza, Mirtha Legrand de Tinayre (Chiquita Martínez, para las amigas) anunció al finalizar la semana pasada que se disponía a hablar con sus amigos del ambiente artístico para convencerlos de que hay que “hacer algo” para “instituir el orden” en la Argentina. Un poco más adelante anunciaría una marcha silenciosa de protesta contra el Gobierno, que luego viró hacia un acto en un teatro y más tarde quedó en el aire hasta nuevo aviso, tal vez hasta que aparezca alguien con poder para organizar.

Ante la invitación inicial de la viuda de Tinayre, algunos de sus amigos más famosos no tardaron en salir a la palestra. Mortificada por un episodio familiar, Susana Giménez sostuvo el lunes que los problemas de la inseguridad se resuelven con represión. “O reprimen o esto es un caos”, afirmó, aunque esa vez no usó la idea que afirma que “el que mata debe morir”, patentada cuando unos taxi boys mataron a un peluquero de su confianza. La blonda diva adicta al fotoshop no se pronunció desde un espacio en el canal para el que trabaja, Telefé, sino en una entrevista que concedió a Radio 10, durante el programa que conduce su amigo Oscar González Oro.

“Lo que dijo Susana es cierto…o ponemos orden o esto es un caos”, subrayó luego el anfitrión. “Ella no tiene por qué hablar, y sin embargo se la banca y habla”, elogió. Desde el hospital en que está internado, Cacho Castaña declaró que ya había hablado con su médico para que le diese un alta parcial el día que los famosos se unieran en público para hostigar juntos al Gobierno.

Marcelo Tinelli no quiso quedarse atrás. El lunes cruzó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que había expresado que daba vergüenza el modo en que la televisión suele mostrar historias de la pobreza argentina para ganar puntos de rating. El martes sostuvo que el país está lleno de desocupados que no quieren ser parte de “grupos violentos que son funcionales al poder”. Ese día estaba indignado por el paro de los trabajadores de subterráneos que, hasta aquí, muy amigos del poder no son. El jueves, después de haberse ofendido por declaraciones del senador Miguel Angel Pichetto (“Estos personajes no han ganado una elección ni en una sociedad de fomento”) y por el piquetero Luis D’Elía (“Son los hijos putativos de los medios concentrados del poder económico, hablan a sueldo, viven en sus mansiones con sus Mercedes Benz, sus casas en Miami”, “apoyan a la derecha cavernícola” y “quieren que vuelvan Videla, Massera y Agosti”), su munición fue más pesada. “Que yo hable de paz te cuesta entender, porque sos un violento”, le espetó a D’Elía, en el medio del monólogo de introducción a su programa en Canal 13. “Pichetto –siguió Tinelli– dice que no hemos ganado una elección y tenemos un odio visceral como en el ’55. El odio visceral es tuyo que vivís la vida con un revanchismo de un país de 50 años atrás”. Clarín puso la noticia en tapa el viernes: “Dura réplica de Tinelli. Fue por los ataques de Pichetto y D’Elía”.

Cualquier lector de Miradas al Sur podría pasar horas recitando de memoria los hechos de sus propios pasados que deberían aconsejar a los miembros de la modesta farándula argentina una cierta dosis de prudencia a la hora de hablar sobre temas como represión, inseguridad, caos, violencia, complicidad, relación con el poder de turno, órdenes para hablar de determinados temas u ocultarlos, impunidad. Pero más allá de sus argumentos más o menos oxidados y del modo en que juegan políticamente hoy, algunos sin ninguna inocencia personal, otros con cierta candidez, es lícito preguntarse si son cruzados que operan como vanguardia de una nada o si sus discursos expresan, con matices, lo que piensa una parte importante de la clase media urbana argentina.

La manera más fácil de resolver el asunto es inclinarse por la primera opción. Como la farándula es históricamente derechosa, inculta y acomodaticia, y está repleta de nuevos ricos, sería más o menos normal que en situaciones de tensión social sus referentes hablasen con el manual del enano fascista bajo el brazo. Es una posibilidad un tanto tranquilizadora, ya que sólo se representarían a sí mismos. Pero la verdad es algo más incómoda. Aunque pertenezcan a un ambiente enrarecido y sus cuentas bancarias presenten mucho más ceros que los de la llamada gente común, los nuevos pregoneros del orden basado en la represión parecen expresar de modo cabal lo que piensan otros millones de honrados ciudadanos que extrañan, aunque nunca lo digan en voz alta, el orden que proviene de los palos.

Dicho de otro modo: los enanos fascistas son parte del inconsciente colectivo de la sociedad argentina y los famosos operan como voceros, más o menos espontáneos, de un sentimiento larvado que en determinadas circunstancias sale a flote, con su pesada carga de resonancias del pasado. Videla y Massera, chacales que el chacal despreciaría, no bajaron de un plato volador. Fueron emergentes de vastos sectores de una sociedad que parecía necesitarlos, al punto de que por momentos reclamaba a voz de cuello su presencia en el escenario. Y que repudia sus nombres –no siempre sus métodos– cuando ya sirvieron a intereses que los precedían. Por eso, cuando las radios le llaman caos a toda alteración momentánea del orden vehicular, o un asalto es repetido tantas veces por los canales de televisión que se transforma en varios asaltos consecutivos, de los riñones de una sociedad sensibilizada aflora aquello que estaba oculto. Repriman, repriman, parecen pedirle a las fuerzas del orden los buenos padres de familia. Y si el Gobierno no quiere reprimir, que se vaya.

Es fácil decir que Mirtha atravesó toda la dictadura ganando plata en televisión sin decir una palabra sobre los atroces hechos que sacudían al país sin observar, en simultáneo, que la mayoría de los argentinos actuó como si nada estuviese pasando. Es simple decir que Giménez es capaz de comprar un auto para discapacitados para evadir impuestos, siendo dueña de fortunas, pero no reparar en que su supuesta viveza criolla es parte de un mandato que la sociedad que la rodea impone casi como prueba de pertenencia. Es sencillo señalar a Tinelli como un empresario amigo del poder de turno, hasta que ese poder se despluma, sin advertir que en todo caso sigue el comportamiento pendular de la misma sociedad que eligió primero a Alfonsín y luego a Menem, primero a De la Rúa y luego a Kirchner. La farándula sobreactúa al argentino promedio, pero no tiene libreto propio. Eso no significa que no haya aspirantes a libretistas, está claro, entre aquellos que son muy democráticos en apariencia, pero aman las conspiraciones más que sus propias imágenes reflejadas en los espejos.


sábado, 14 de noviembre de 2009

LA FARÁNDULA MENDAZ




Marcelo Tinelli, Susana Giménez y Mirtha Legrand: Existen informes impositivos sobre el patrimonio de las estrellas televisivas que propalan ante la opinión pública su catarata de críticas por la inseguridad.

Los informes detallan presuntas maniobras de evasión tributaria atribuidos a varias de las empresas que maneja Marcelo Tinelli, quien se cruzó durante la semana con el dirigente Luis D’Elía y el senador Miguel Pichetto. También advierten sobre gastos en artículos de lujo que habrían deducido de sus impuestos la diva de los teléfonos y la anfitriona de los almuerzos por tevé.

La carpeta más frondosa es la de Tinelli, el más diversificado en sus negocios entre las estrellas movilizadas por la inseguridad. El informe incluye los movimientos de Ideas del Sur –la productora de TV que creó– pero también su actividad como representante de deportistas, productor de espectáculos, conductor y empresario de la música.

Según las fuentes oficiales consultadas, el estudio demostraría que Tinelli emplea a trabajadores en negro y que escondería parte de su patrimonio a la AFIP al subdeclarar el dinero colocado en cada una de sus compañías controladas.

El caso que más llamó la atención de los investigadores es el de Esfinge 21 S.A., una firma con sede en el mismo edificio palermitano que Ideas del Sur, donde la ANSES sólo tiene registrados cinco empleados en relación de dependencia. Ello pese a que su capital social supera los 200 mil pesos y a que su objeto es la “recreación y representación de deportistas”, una actividad habitualmente muy rentable.

Los datos que recabó lA AFIP sobre Tinelli se complementan también con los de su socio y mano derecha, Fabián Scoltore, y los de su ex mujer, quien figura ante el fisco como María Paula Dolly Robles.

Otra de sus compañías bajo sospecha es Match Records, habilitada como discográfica pero sin ningún empleado declarado ante la seguridad social. “Lo más sugerente es que ninguna de sus empresas haya declarado ganancias significativas desde mediados de los 90”, dijeron las fuentes.

A Susana, la evasión que le achacan tiene que ver con sus gastos personales en bienes y servicios de lujo, que habría deducido del impuesto a las Ganancias y habría declarado como necesarios para su actividad como conductora. Idéntico a lo que debió explicar este año ante la Justicia la supermodelo Valeria Mazza y a lo que sospechan que también hizo la “Chiqui” Legrand, dueña del rating de los mediodías con sus almuerzos de famosos en el canal América.

La “Su” admitió en julio pasado haber perdido “mucho dinero con la Bolsa y toda la crisis mundial”. Fue en un reportaje en el que también confesó que sus políticos preferidos son Mauricio Macri y Gabriela Michetti, del PRO, y donde opinó que Cristina “no es tan simpática” y que el Gobierno estaba “muy debilitado”. Poco antes, tras el confuso asesinato de su florista Gustavo Lanzavecchia, había dicho que “el que mata tiene que morir”.

Las revistas del corazón calculan que la fortuna personal de la conductora de Telefe supera los 100 millones de dólares. Y los presuntos ilícitos que se le atribuyen hoy no son los primeros que se le adjudican.

En 1991 estalló el escándalo por el Mercedes Benz que adquirió por 90 mil dólares con descuento impositivo para discapacitados. Fue sobreseída en 1996, tras pagar una fianza.

La Justicia también la procesó por irregularidades con sus concursos telefónicos y la involucró en el escándalo por pedofilia del cura Julio Grassi.

María Laura Anselmi, vocera de Telefe, dijo a este diario que Susana no fue intimada por ningún organismo oficial en los últimos días y que ayer se encontraba fuera del país pero regresaría mañana para encabezar la emisión en vivo de su programa. La jefa de prensa de Ideas del Sur, María Calatayud, también declinó hacer comentarios sobre el caso de Tinelli.


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Guerra de posiciones en terreno embarrado




























NOTA PUBLICADA EN
comisión "Nicolás Casullo" de medios audiovisuales en carta abierta


Desde que Gabriel Mariotto anunció que el gobierno daría "la Madre de todas las Batallas" supimos que no sería sencillo, que la pulseada costaría mucho esfuerzo, que implicaba desafiar el mundo de los negocios de los medios, el poder estratégico de la construcción social de sentido, el patrimonio del direccionamiento de la cultura, el poder hegemónico del oligopolio.

Inmediatamente entendimos y nos hicimos cargo de que había que dar la batalla; nuestra Presidenta, mujer valiente como ninguna otra y ningún otro, ya había dado el primer paso y nos presentaba el hecho consumado: la decisión política estaba tomada, el camino trazado.

Hoy tenemos sancionada y promulgada la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. También contamos con la indicación de la Presidenta sobre la fecha de puesta en práctica de los organismos encargados de la implementación de la Ley con dependencia del Poder Ejecutivo: la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual y en su ámbito el Consejo Federal de Comunicación Audiovisual. La fecha decidida por la Presidenta para la puesta en marcha de estos organismos es el 10 de diciembre de 2009.

El Consejo Federal es un órgano colegiado en el que confluyen representantes de todas las jurisdicciones y de todos los actores y sectores vinculados con la actividad y que taxativamente define la Ley 26.522. La conformación de este Consejo motivó lo esperable: que las entidades privadas hegemónicas intentaran mantener sus espacios de poder.

Como fue consignado en este blog ARPA apeló al travestismo para ocupar 5 de los 6 lugares correspondientes al sector privado, maniobrando para desplazar a las PYMES NACIONALES. Pero como dijimos hace dos días: la política y la militancia se impusieron sobre los negocios y la mentira.

La negociación fue muy dura pero las entidades que agrupan a los medios de baja potencia - ARBIA y AATECO - sentaron a sus representantes en el Consejo Federal.

El Presidente de Arbia, Osvaldo Francés, dijo acertadamente: “es la primera vez que nos sentamos a la misma mesa, porque siempre fuimos negados para formar parte de la discusión”. Los detalles de esta escaramuza de la Madre de Todas las Batallas fueron desarrollados por Política y Medios, quien desarrolló parte de la información citando este blog. Acá leer la noticia completa en P&M.

  • Sin embargo no habían pasado 24 hs. que apareció una nueva denuncia. ATVC (Asociación Argentina de Televisión por Cable) y su presidente Walter Burzaco, piezas del ajedrez del oligopolio, salieron a romper el acuerdo para impedir que ARBIA Y AATECO formen parte del Consejo Federal. Los acuerdos establecidos trabajosamente se intentó borrarlos de un soplo. Ver acá en detalle.

  • Pero las trabas siguen apareciendo. FARBAP (Federación Argentina de Radiodifusores de Baja Potencia), más piezas del ajedrez oligopólico, en la voz de su presidente Héctor Ricardo Huarte, manifestaron que "Vamos todos por un millón de firmas para lograr la reforma de la Ley 26522 e incluir a todos los que se quedaron fuera de la ley. Afirmó tambien que ” VAMOS A CONTINUAR REUNIENDONOS CON TODAS LAS ORGANIZACIONES QUE SE SIENTAN EXCLUIDAS O PERJUDICADAS POR ESTA NORMA A FIN DE LOGRAR DE UNA BUENA VEZ LA LEY QUE MERECEN LOS ARGENTINOS CON MAS REPUBLICA, CON MAS DEMOCRACIA, CON MAS FEDERALISMO Y CON TODA LA CONSTITUCION”.
  • Finalmente, hace cuatro horas ARBIA informó lo siguiente:
ACUERDO HISTORICO DEL SECTOR PRIVADO
PARA FORMAR EL CONSEJO FEDERAL


Luego de lograr consenso entre las partes,se firmo un acuerdo historico del sector privado que incluye los medios Pymes de la Republica Argentina.

El acuerdo para integrar el Consejo Federal fue rubricado por:

ARPA - Carlos Maria Molina
ARBIA - Osvaldo Guillermo Frances
ATA - Carlos Molinero
AATECO - Alberto Cayetano Martinez
RED INTERCABLE - Jorge Gambarini por José Nestor Toledo
ARLIBA - Lidia Berardi po Guillermo Montes

Todos ellos integrantes a partir del acuerdo de partes del Consejo Federal
De esta manera todos los sectores privados (Radio,Tv y Cable) estaran representados en el Consejo Federal.



  • Este lunes 16 de noviembre todos los designados participarán de otra sesión del Consejo, presidida por el gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, donde se nombrará al vicepresidente y al secretario Ejecutivo, y se designarán los dos representantes del Consejo en la dirección de la nueva autoridad de aplicación y en Radio y Televisión Argentina (RTA).

Prof. Mabel Maidana
Co-Coordinadora
Comisión "Nicolás Casullo" de Medios Audiovisuales
en Carta Abierta



sábado, 7 de noviembre de 2009

El terror de los políticos





















La serie Lie to me dejó en evidencia que pocos logran ocultar una mentira. Placer, dudas, alegría y vergüenza en el rostro del poder, según el mayor especialista local en comunicación no verbal.

Un gesto vale más que mil palabras. Eso evaluaron en la Fox al momento de poner al aire la serie Lie to me, un fenómeno mediático donde el protagonista es experto en detectar engaños a través de movimientos faciales o corporales involuntarios y que ya genera preocupación entre los políticos.

Rascarse la nariz, levantar las cejas o mover los labios revela mucho más de lo que los mortales imaginan. Y, encima, multiplicado por mil: mientras la cara tiene 43 músculos, estos pueden configurar más de 10.000 expresiones, sin contar lo que se suma con cada movimiento del cuerpo. Un universo de emociones y personalidades que el inconsciente intenta ocultar pero florece más allá de toda intención.

“Sólo algunas personas, como los mentirosos naturales o los psicópatas, pueden manejar la expresión de sus emociones básicas, que son 7: alegría, ira, temor, tristeza, asco, desprecio y sorpresa, con mayor nivel de enmascaramiento o de represión para no mostrarlas, que el común de la gente”, sentencia Sergio Rucliki, especialista en comunicación no verbal, un campo de estudio multidisciplinario –donde confluyen la psicología, la antropología, la biología y la comunicación social, entre otras ciencias– y desarrollado desde hace más de 40 años en los Estados Unidos por Paul Ekman, catedrático de psicología de la Universidad de San Francisco al que la revista Time señaló como una de las 100 personas más influyentes del mundo.

Y no es una exageración. Con el cuerpo convertido en callejón sin salida, Ekman logró identificar en Bill Clinton una gestualidad idiosincrática con raíz en la infancia y que delata las travesuras cometidas. La antesala precisa del escándalo Lewinsky que sólo se atrevió a confesarle a un amigo y que, hoy en día, sobrevuela en la mente de muchos políticos. Incluso, los argentinos.

“El fin justifica los medios”, explica Rucliki. Y agrega: “Además de la famosa frase de Maquiavelo, hay una cuestión fundamental: los políticos no conocen otra forma de manejar la verdad que no implique un cierto grado de mentira. Parece contradictorio pero no lo es. En todo caso, cada uno tendrá que definir si se trata de una falta a la verdad consciente o se elige engañar deliberadamente”.



SATISFACCIÓN
Néstor Kirchner
“El ex presidente tiene una sonrisa con elevación unilateral de la boca que expresa placer, regocijo. Las personas que tienen hoyuelos pueden reflejar una actitud más despectiva de lo que realmente quieren expresar. No hay que perder de vista que los gestos están condicionados por la estructura del rostro en descanso, el nivel de individuación de los músculos faciales y su tamaño. Pero, en este caso, la unilateralidad y el brillo de los ojos me llevan a pensar que la sonrisa es de autosatisfacción, una expresión que compartimos todos cuando sentimos orgullo.”


DESCREIMIENTO
Elisa Carrió
“Se trata de un gesto fácil de interpretar: evidencia descreimiento. Lo que sucede es que hay un roll-up de los ojos, llevándolos hacia arriba y mostrando el blanco del ojo por debajo, que equivale al hartazgo. Si a eso se le suma presión en los labios y las comisuras y una forma de elevación unilateral de las cejas, se cierra el círculo del enojo. O sea que, en este caso, Lilita está harta, sospechando de algo, no creyendo en lo que tiene enfrente. Parece que estuviera diciendo: ‘¡Qué me querés vender!’.”


DUDA
Carlos Menem
“Rascarse la ceja es una señal de duda. Las rascadas, por lo general, se vinculan con esa cuestión. Cuando la ceja pica, por ejemplo, sospechamos de algo y al rascarla, además, en parte intentamos encubrir esa sensación. En Menem se vislumbra una reflexión dubitativa. Pero también existe cierto grado de turbación o confusión y hasta de vergüenza por la dirección de la mirada hacia abajo y la otra mano ubicada en la parte de los genitales, un gesto que refleja la sensación de estar expuesto. La forma de su sonrisa también se conecta con la incomodidad.”


MANIPULACION
Eduardo Duhalde
“El ocultamiento o mentira es una de las posibilidades de la rascada de nariz, que tiene a su vez diversos estilos y explicaciones sutiles, como rascarse con el pulgar, con el índice, con un simple toque o barrida de la mano, con el frotamiento de la base de la nariz. Aquí pareciera que entra en la categoría de manipulación. Que no significa que la persona intente manipular a nadie sino que tiene que ver con los gestos en los cuales nos tocamos una parte del cuerpo o nos limpiamos la ropa de basuritas reales o imaginarias como forma de canalizar niveles de estrés o de tensión súbita.”


DESPRECIO
Adolfo Rodríguez Saá
“La cara de Rodríguez Saá evidencia desprecio. En la cultura argentina, su expresión universal –una sonrisa unilateral con presión en una o ambas comisuras de los labios– tiene una forma de exhibición e interpretación particular: refleja escepticismo y cierta superioridad moral, estética o ideológica de quien realiza esa expresión. En este caso, además, los labios hacia adentro demuestran disgusto, la asimetría en la sonrisa con contracción en los párpados inferiores habla de autosuficiencia y la mano que pellizca la piel del cuello o mentón le agrega cierto nivel de molestia por lo que escucha o mira.”

INSEGURIDAD
Julio Cobos
“Los dedos en la boca expresan inseguridad. Y tiene su explicación cognitiva en un resabio de la infancia. Cuando somos pequeños, nos llevamos el pulgar en reemplazo del pecho materno, de la protección que nos ofrecía nuestra madre. Cuando somos más grandes, en cambio, solemos morder algún dedo o chocar los dedos con los dientes. Es un gesto que ocurre ante la irrupción de confusión e inseguridad. El caso extremo responde a comerse las uñas.”


IRA
Domingo Cavallo
“Se trata de una expresión de ira fingida. ¿Por qué? No acerca las cejas entre sí, simplemente las baja. Y ese aspecto, el acercamiento de las cejas, es el que completa la expresión de enojo. Obviamente, para que uno perciba el fingimiento es necesario conocer bastante a la persona, saber que se trata de un muy encodificador de lo que quiere transmitir. Eso no quiere decir que se cometan fallas, sino que puede encolumnarse en la categoría de lo que Ekman llama ‘mentirosos naturales’: capaces de poner en escena una performance verosímil pero que no es sincera.”

ASCO
Chiche Duhalde
“En este caso, el fruncimiento de la nariz y los músculos tensos de la cara no expresan desprecio sino que Chiche evidencia principalmente disgusto y su cara encaja con la expresión universal de asco. De todos modos, el desprecio, el asco-disgusto y la ira son parte de un lenguaje relacionado con la hostilidad, el odio, el fuerte rechazo hacia otro o hacia alguna cosa, ideología o pensamiento.”

fuente:
Veintitres


cholulos