Tamara Smerling y
Ariel Zak cuentan la historia de
Huerque Mapu, un grupo folklórico que en los años ’70 grabó “El disco de los Montoneros”, el cual era fiel reflejo de la realidad que se vivía por esos tiempos, previos al comienzo de la dictadura militar de 1976.
Hebe Rosell -hermana de Andrés Calamaro- en voz, vientos y percusión; Naldo Labrín en guitarras; Lucío Navarro en charango; Ricardo Munich en violonchelo; y Tacún Lazarte en guitarra, surgieron en mayo de 1973 como los Huerque Mapu (voz mapuche que significa mensajeros de la tierra)
Todos los peronistas al Luna Park, viernes 28 de diciembre, 19:30 horas. Festival de la Liberación. El conjunto
Huerque Mapu presentará El disco de los Montoneros", publicó
El Descamisado en el verano de 1973. Aquella noche, 15 mil personas escucharon y cantaron sus consignas: "Perón, Evita/ la patria socialista!"
La cara de los dos líderes políticos vestía el telón de fondo cuando los músicos subieron al escenario. El relator tomó el micrófono y listó: "1970: el pueblo peronista soporta la dictadura de las botas y monopolios imperalistas. Pero va gestando su respuesta. Una nueva etapa de la larga resistencia iniciada en 1955 cuando las minorías oligárquicas derrocaron al general Perón. En 1969 estalla el Cordobazo. (...) Camilo Torres en Colombia y la heroica muerte del "Che" en Bolivia se suman como señales de un camino hacia la liberación de América Latina."
Comenzaron los primeros acordes de "
Memoria de los Basurales". El primer tema de la Cantanta que refiere al Aramburazo. El público aplaudió y vivó aquella voz que recordaba también la de Víctor Jara; aquellos acordes que sonaban en las cuerdas a un poco de trova cubana; aquellos ritmos andinos y armonías que traían a la memoria a Inti Illimani; a Illapu... a Canturía. Eran tiempos de canciones políticas. La de este grupo musical es una historia mínima que esperó años –más de cuarenta– para ser contada.
No es casual que este libro haya sido escrito por dos periodistas jóvenes: ella nacida en plena dictadura, él en democracia.
Tamara Smerling y
Ariel Zak fueron los interesados en recrearla en el libro
Un fusil y una canción. La historia secreta de Huerque Mapu, la banda que grabó el disco oficial de Montoneros (Planeta).
"Somos hijos de esa generación y hay aún cosas que no han sido contadas", dicen. Reynaldo "Naldo" Lebrín, Hebe Rosell, Lucio Navarro, Ricardo Munich y Tacún Lazarte son los protagonistas de este relato hasta ahora silenciado. Los autores los encontraron y entrevistaron para contar los hechos que terminaron en el exilio de todos. Algunos volvieron, otros no. Después de su paso por Huerque Mapu sus vidas quedaron signadas para siempre. Ninguno de los Huerque Mapu militaba en Montoneros.
¿Cómo es que terminan grabando su disco oficial?
Tamara Smerling: En 1973, después de siete años de dictadura, todo estaba por hacerse. (Jorge Alberto) Taiana estaba al frente del Ministerio de Cultura, y allí trabajaba
Nicolás Casullo, que estaba en contacto con la conducción nacional de Montoneros. Desde allí, inspirados en las experiencias de Cuba y de Chile, con Allende, se habían pensado acciones culturales como alfabetización de adultos, la creación de un canal de televisión educativo, un diario para chicos, una editorial con precios accesibles: todos programas que apuntaban a fomentar la cultura. En medio de ese escenario un día suena el teléfono: Casullo recibe una llamada en la que le dan indicaciones para que se presente a una hora y lugar determinados. (Mario) Firmenich quería hablar con él. En esa reunión le dijo: "Queremos armar un disco en el que se cuente la historia de nuestras luchas contra la dictadura y todo el proceso que culminó con la vuelta de Perón." Huerque Mapu era un grupo de música popular, folclórico, al que ya le habían encargado otros trabajos para el ministerio. Casullo pensó en ellos.
–Da la sensación que se embarcaron en esto de un modo casi naif.
Ariel Zak: –Ninguno de ellos militaba en Montoneros, ni militó después. Algunos tenían más relación con el Movimiento, como Naldo, o con espacios que formaban parte o eran satélites del Movimiento. No eran orgánicos. Pero llegaron paradójicamente a ser la cara visible de la cultura montonera. Además hay que pensar que entonces Montoneros no estaba prohibido y era un momento de furor. Creemos que ellos pensaron que haciendo este disco se iba a multiplicar su popularidad como grupo. Llegaron a vender 600 mil discos que era mucho teniendo en cuenta que, por ejemplo, Sandro en esa época vendía 1 millón.
TS: –Sin embargo hubo algunos que plantearon sus dudas, se preguntaron hasta dónde iban a quedar pegados a esto…
–Había un movimiento de músicos populares cantando por América Latina: su identidad, sus ideales.
AZ: –Claro, Casullo les propone eso en un principio. Pero les dice que "como prueba" hicieran la "Cantanta Montonera". Ellos como grupo se preguntaron cómo se milita, si se milita cantando, si se milita por las armas... Si cantando estaban avalando la forma de militar de Montoneros. Es un debate que se dan internamente. Sienten una tensión por esta propuesta y la discusión está zanjada en el libro. Y, sí: deciden hacerlo de una forma un poco ingenua.
TS: –También tiene que ver con cómo se llevaba la militancia en esa época. No sabían tampoco que iban a quedar estigmatizados por este disco, ni que Montoneros iba a pasar a la clandestinidad. Ni que se iban a tener que ir del país como muchos artistas vinculados con el peronismo o con la izquierda.
–¿Pudieron entrevistarlos a todos?
TS– Todos estuvieron muy complicados. Al departamento de Hebe lo allanaron, a su compañero Juan Sosa que si bien no perteneció al grupo fue el que puso la piedra fundamental, lo fueron a buscar a la fábrica donde trabajaba. Terminaron todos en el exilio. Nosotros pudimos encontrarlos y entrevistarlos para el libro.
–¿Encontraron coincidencias con la "batalla cultural", como la denomina el kirchnerismo, desde lo que se intentaba hacer en el Ministerio de Cultura de Taiana?
TS: –Considero que es casi una réplica salvo que ellos no la pudieron concretar. Proyectaron el canal 4 del Ministerio de Educación y Cultura, se creó también una discográfica, un diario para los chicos. Hay paralelismos que ahora uno los ve plasmados –canal
Encuentro, es un ejemplo– y que ellos no alcanzaron a concretar. También había una corriente revisionista.
AZ: –Creo que hay una continuidad si pensamos que todo esto lo llevó adelante Nicolás Casullo y hoy algunos de sus seguidores están ocupando cargos, como
Ricardo Forster en la Secretaría de Pensamiento Nacional. Creo que toman su legado. Y en ese momento él llamó a artistas populares. Huerque Mapu era eso, como tantos otros. Hoy al frente del Ministerio de Cultura hay una artista popular.
–¿Por qué se les ocurrió investigar sobre esto?
TS: –Creo que no es casual, él nació en democracia, en 1985. Yo soy del '77. Tengo amigos que están buscando a sus hermanos, o quieren saber de sus padres. Esta música también estaba en mi casa. Hablando con amigos es notable que nadie conoce ni de nombre a Huerque Mapu. Hubo algo ahí, ellos se van en el '76. Y así como trascendieron otros como César Isella o la misma Mercedes Sosa, ellos quedaron tapados en el olvido. Nosotros no conocíamos la historia, la tuvimos que desentrañar como un ovillo.
Tiempo Argentino