martes, 18 de febrero de 2014

LA PASIÓN X LA MURGA





Ariel Prat va y vuelve de España a la Argentina. El músico que vive hace algunos años en el país europeo nunca se alejó de los barrios porteños y mucho menos se alejó de lo que más le apasiona: la murga.

Su relación con el barrio y el fútbol fueron determinantes para que esta rítmica rioplatense lo marque de por vida. Hoy, como principal referente de la murga porteña, se dedica además de la música a la difusión de la historia y los orígenes de uno de los ritmos (y por qué, no rituales) más castigados durante la última dictadura militar. Cada verano, Prat cruza el charco para carnavalear en la Argentina, ponerse el traje murguero y cantar por los barrios porteños.

–Vas a estar nuevamente en el escenario del Tasso. ¿Cómo será este año el Carnapratasso?

–Este es el cuarto año, y para mí es un orgullo porque permanecer y llegar al público con una manera tan porteña de vivir y cantar el viejo carnaval, lo que no es fácil, porque todavía hay cosas pendientes. En esta última década ganada hemos logrado volver al feriado, pero todavía quedan cosas para restablecer el contacto entre la cultura oficial y la del carnaval. Cuando digo "murga porteña" estoy hablando de la murga metropolitana, porque la variedad de la murga en todo el país tiene diferentes expresiones. Lo que hago es representar. Digo que soy un hilo conductor entre la calle y el escenario. Lo que siempre destaco del Carnapratasso es que la gente baila mucho abajo del escenario, se anima, cosa que a veces en un corso no pasa porque hay una murga bailando, y eso te da respeto y admiración.

–¿Dónde nace tu amor por la murga y cómo se transforma en tu identidad?

–Es como el fútbol: hay una pasión que se va alimentando y uno la juega o no. En este caso, al fútbol lo sigo jugando de manera no profesional, y en cuanto a la murga, fui transformando la pasión infantil a la pasión musical. Y no sólo la música de la murga: también fui incorporando a través del paso de la niñez hasta ahora las texturas poéticas, lo que representa la murga en el barrio, o para la gente. La murga es, para mí, parte de mi afecto desde la cuna.

–¿Qué cosas cambiaron en los carnavales?

–Cuando era chico, había otra idea de disfrazarse en carnaval, que tenía otro significado. No sólo era el disfraz de uno, sino el trabajo de otra gente que trabajaba para usar, más allá de la murga. El carnaval sufrió los embates del capitalismo y también de una cuestión interna que tiene que ver con la representación del imaginario de ciertas políticas y sectores cívico-militares de la sociedad, que representaban a lo negro y al peronismo proscripto. Con el tiempo se fue haciendo carne y quedó relegada la representación del carnaval. Hay una historia negada de la cual la murga es un hilo y el carnaval viene adosado a eso.

–¿A qué se debe que se tome como referente a la murga uruguaya por sobre la argentina?

–Es un error, porque tienen el mismo nombre dos cosas diferentes. Nuestra murga viene de la vieja comparsa afro-argentina y se mantienen muchas de esas cosas, además de que nuestra murga es inclusiva en cuanto a integrantes, variedad y voces. Es erróneo hacer comparaciones porque se cae en agravios comparativos y no tienen mucho que ver. Es distinto. Además, en Uruguay y Montevideo no se dejó nunca de festejar el carnaval en la dictadura, por ejemplo; en cambio, nosotros fuimos perseguidos. Nosotros tuvimos que desaparecer porque la murga no cantaba en el escenario, desfilaba y no cantabas en el escenario y para qué ibas a necesitar cantante. En la época de oro de nuestra murga, en la década del '40, había tipos que cantaban y también en la orquesta, entonces lo fuimos recuperando y nuestra murga tenía otro significado. Se confunden mucho propios y extraños. Hay diferentes candombes, se tocan de diferentes maneras. Nosotros estuvimos trabajando a partir de que hubo tantos años de desinformación y de descuido.

–¿La forma de escribir dentro de la murga sigue siendo el mismo?

–Sí. Cambiaron algunas cosas en cuanto a lo que dice. En cuanto al formato, hay diferentes maneras de cantar: está el recitador, que es el glosista, la parte de la entrada más de referencia, y la retirada, que tiene la melancolía del tango; y después vienen el baile, porque la murga tiene mucho de furia. La picaresca de los años '50 o '60 fue variando. La murga fue luego declarada patrimonio, lo que implicó que no vayamos presos si cantábamos en la calle. Es en sí un género de crítica, pero así como tiene cosas para criticar también puede cantar las cosas lindas.



Fotos, dibujos y máscaras

Este año, el Carnapratasso tendrá dos propuestas que se suman a lo que sucederá en el escenario. Se trata de la muestra fotográfica con la obra de Salvador Batalla, y otra con los dibujos y máscaras de César Domínguez.

"Este año decidimos sumar un par de cosas nuevas. La muestra de fotos de Salvador Batalla (autor de los artes de discos de Bersuit Vergarabat) está basada en todos los Carnapratassos anteriores. Él retrata todo el ritual que se va armando durante la presentación de las murgas; es un registro de lo que pasa por fuera del escenario. Además, habrá máscaras de César Domínguez. Y estará el murguero Gustavo Massud, que nos da un poco de histrionismo para dirigir la cosa con la gente.


Las murgas invitadas

Prat comienza mañana el ciclo que se extenderá a lo largo de cinco semanas, y cada fecha tendrá invitados especiales. "No llevamos la murga entera porque la idea es mostrar cómo es escénicamente cada murga", afirma Prat.

En el primer día estará la agrupación Los Mismos de Siempre, y el miércoles siguiente pisará el escenario La Redoblona. La fecha siguiente estará a cargo de Los Pretenciosos Porteños. Luego, el 12 de marzo será el turno de Los Inconscientes de Almagro. El tercer miércoles de marzo le toca subir al escenario a Audades del Bajo Belgrano, que tendrá la presencia del Loco René Houseman, y para el cierre del ciclo, el 26 de marzo, estarán Los Elegantes de Palermo.


¿Cuándo? LOS MIÉRCOLES Ariel Prat se presentará a partir del 19 de febrero, durante seis miércoles, a las 22 en el Centro Cultural Torquato Tasso, Defensa 1575.















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