Las “guapas” que dan título a Guapas, la última tira de Pol-ka, escrita por Leandro Calderone y Carolina Aguirre, que dirigen Daniel Barone y Lucas Gil, se conocieron 7 años atrás, durante el cierre fraudulento de una financiera en la que todas ellas tenían depositados sus ahorros. La desgracia común disparó esa amistad que dejó fuera a maridos, novios y amantes. Tras la pérdida del dinero y de las quimeras a futuro, las chicas tuvieron que reinventarse por prepotencia de trabajo.
"Hola guapas. Quería decirles que el choque de anoche me hizo muy bien. Hoy me levanté con ganas de dejar de hacerme la boluda. No quiero otro año igual. Otra vez lo mismo. Quiero empezar a hacer lo que quiero. ¿Ustedes no? Mandemos todo al carajo chicas. ¿Qué estamos esperando?", chatea Laura Luna (Isabel Macedo) al día siguiente de haber salido ilesa de un choque, junto a cuatro amigas.
El día que el verdulero se llevó el pedido de choclos harto de cheques rebotadores, Mónica Duarte (Mercedes Morán) supo que su ambición de restaurantera corría peligro… Siete años y una estafa después, trabaja de inspectora municipal y comparte la vivienda y el carácter irascible con su hija Natalia (Mercedes Scápola).
María Emilia Mey García del Río (Carla Peterson) era la típica "rubia tarada", rica y engreída (de las que ven a un morocho y fruncen la nariz), hasta que su fortuna se evaporó y no tuvo más remedio que buscarse un empleo. Acostumbrada a viajar por el mundo, se convirtió en azafata, lo que le permite contrabandear mercancías y seguir sosteniendo el nivel de ostentación al que está acostumbrada. En secreto, mantiene un romance con el piloto Francisco Laprida (Rafael Ferro) y rechaza los favores de Rubén Donofrio (Alberto Ajaka), el "negro bueno", operario de la aerolínea, dispuesto a cualquier cosa con tal de conquistarla (cosa que, previsiblemente, logrará).
Cuando su hija intentaba rendir un final, la mamá de Lorena Giménez (Florencia Bertotti) irrumpió en el Aula Magna de la Facultad de Medicina, para informarle que habían quedado en la ruina. Contrafigura de Mey, no es una novedad que Lorena tenga que dejar a un lado sus aspiraciones, para satisfacer la demanda familiar.
Antes que la víctima de un traspié financiero, Andrea Luna (Araceli González) es la esposa de un abogado (Mauricio Dayub), madre de familia, ama de casa sin oficio ni vocación a la vista, aunque con una inequívoca predisposición a la ingesta de bebidas alcohólicas. Desde el episodio de la financiera, que poco y nada alteró el buen pasar matrimonial, Andrea alimentó una secreta aversión hacia el marido egocéntrico y sobreprotector.
Laura es la hermana menor de Andrea. No hace mucho, se divorció de Pablo (Esteban Lamothe) aunque siguen trabajando juntos en un noticiero de televisión: él como conductor y ella como columnista meteorológica. Antes de la separación, habían intentado sin éxito siete tratamientos de fertilización asistida.
Es, al igual que Mónica, una guapa autocrítica, que no vacila en proclamar a sus amigas que el haber salvado la vida, le dio otra perspectiva. Una segunda oportunidad para barajar y jugar un juego diferente.
No es la primera vez que Pol-ka explora el universo de "lo" femenino. No obstante, después de Locas de amor, Socias, Mujeres de nadie, Amas de casa desesperadas y Para vestir santos, Guapas luce fuera de registro en muchos aspectos. Como si la peripecia de las cinco amigas hubiera quedado olvidada en un cajón o fuera el desecho de alguna de las series mencionadas, ahora, alguien decidió desempolvarla para evocar la crisis de 2001 y, de paso, sentar posición respecto de lo que vino después.
En la ficción, lo que vino después es un grupo de mujeres más insatisfechas y puteadoras que guapas, porque no son o no tienen o les arrebataron lo que querían ser o tener. Mujeres de clase media (media media o media alta) individualistas y desencajadas, que están convencidas de que la paja anida en el ojo ajeno y de que, la última, no fue precisamente una "década ganada".
Desde este punto de vista, Guapas (como antes ocurrió con El Puntero y, de alguna manera, con Farsantes) tributa a la versión desahuciada de la Historia que, cotidianamente, difunde el Grupo Clarín a través de sus medios de prensa, en este caso, con escasa originalidad (las fábulas de los periodistas son bastante más audaces y elaboradas) y una buena dosis de estereotipos de género (mujeres gritonas o boludas o extraviadas; machos alfa o indolentes o misóginos).
Salvo por algunos destellos interpretativos (inexorablemente, protagonizados por Mercedes Morán, Dady Brieva, Isabel Macedo, Mauricio Dayub, Mercedes Scápola o Mike Amigorena), el elenco parece funcionar en piloto automático, a desgano, y repite composiciones precedentes (Bertotti es Floricienta con otro vestuario, Lamothe es "el estudiante" con jopo y sin cargo de conciencia).
Por la factura de conjunto, no faltará quien confunda a Guapas con la obra de un principiante: las locaciones de exteriores son reconocibles y afectan el verosímil, tanto como las imprecisiones de lenguaje ("banco" y "financiera" son usados como sinónimos) o de correspondencia con la realidad (¿un empleado de mantenimiento puede prestarle diez pesos a una aeromoza que apenas conoce?), o la ostensible discontinuidad en la puesta en escena o en la temporalidad narrativa.
Así como 20 años atrás, Pol-ka renovó el lenguaje televisivo, elevó el estándar de producción y se constituyó en una usina de talentos (artísticos, interpretativos y técnicos), hoy está retrocediendo a una televisión previsible, reaccionaria y pasada de moda.
en un capitulo tendrían que juntarse las 5 y fumarse un Habano cada una
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