La ONG Hazmerreír nació hacia fines de 2005 como “un acto de amor y reconocimiento” a un artista de circo, Juan Pablo Rey, fallecido en agosto de ese año en Buenos Aires, a los 25 años. Sus padres, Juan Manuel y Clara, dueños de la tradicional librería Keops, de Mar del Plata, resolvieron homenajearlo organizando una varieté circense que se hizo en el Club Kimberley. Ese día se reunieron varios grupos de circo cuyos integrantes habían conocido a Juan Pablo; la convocatoria fue un éxito porque a un lugar apto para albergar a 700 personas concurrieron 1.400. “El era un chico feliz y, sobre todo, un artista que estaba en la Escuela de Circo Criollo, por eso había que recordarlo de esa forma”, dice su padre, Juan Manuel Rey, mentor de una organización no gubernamental que hoy nuclea a distintas compañías que actúan en la calle, a la gorra, pero que también se están presentando con distintos espectáculos en los teatros municipales Colón y Diagonal, en esta temporada de verano, además de realizar giras internacionales durante el resto del año.
“Somos un grupo de amigos que nos juntamos porque somos artistas de circo y queríamos recordar a un compañero que había fallecido. Nosotros somos artistas independientes, no queremos ser famosos de la tele, como (Marcelo) Tinelli o Susana Giménez, queremos seguir siendo artistas callejeros, aunque también actuamos en teatros y hacemos giras por Europa y por América, porque lo más importante es el contacto con el público que nos conoce y nos acompaña.”
Santiago Foresi es uno de los integrantes del elenco de Hazmerreír, para el que realiza una performance solista, realmente brillante, que concita la atención y las risas de chicos y grandes frente a una de las entradas al edificio ubicado en la Plaza del Agua, en Güemes y Roca, de esta ciudad.
Foresi se transforma en el payaso Tony Fratelo, un personaje que habla muy poco –y en cocoliche–, que despierta carcajadas con cada mueca chaplinesca, con cada expresión corporal o con palabras en italiano que dispara con voz chillona. “Molto peligroso, adesso atencione”, exclama cuando se pone a hacer malabares con tres antorchas, mientras amenaza al público con apagarlas introduciéndolas en su boca. Tony Fratelo interactúa con los chicos que se ubican siempre en la primera fila y suma a los adultos para que lo acompañen con las palmas o con algún instrumento musical cuando él hace sonar su acordeón a piano con viejas melodías. “El año pasado anduvimos por Asia, por Brasil y por Europa, pero estar en Mar del Plata tiene una magia especial para todos nosotros”, sostiene.
Durante el invierno marplatense, Hazmerreír en Vacaciones convocó a cerca de 6.000 personas en las dos semanas de receso escolar y ahora se está presentando en el Teatro Municipal Diagonal. Además de Foresi, actúan Josefina Pérez Gardey, Nacho Rey –hermano de Juan Pablo–, Federico Galván y Sebastián Godoy. Otro de los elencos apadrinados por Hazmerreír se presenta durante enero en el Teatro Municipal Colón, con la obra Barlovento, que narra la historia de cuatro pasajeros en altamar, en un viaje poblado de acrobacias y de reflexión. Los intérpretes, todos marplatenses, son Ana Clara Manera, Martín Umérez, y los ya nombrados Nacho Rey y Federico Galván.
La primera de las obras se presenta todos los lunes a las 21 y la segunda los martes de enero a la misma hora. Los residentes en Mar del Plata tienen descuentos importantes –igual que los estudiantes y jubilados–, pero tienen que presentar papeles que acrediten que viven en esta ciudad. Barlovento fue nominada el año pasado a los Estrella de Mar, como mejor espectáculo marplatense.
Desde la creación de Hazmerreír, son muchos los gestos de solidaridad realizados por la ONG. Uno de los más increíbles tuvo como objetivo ayudar a Marcelo Adrián Quinteros, un biólogo que hace más de una década quedó cuadripléjico. Víctima de una enfermedad neurológica, quedó postrado en una cama. Lo único que tenían movilidad eran sus cejas y sus ojos; llegó a escribir un libro que se llama Teveo, donde desarrolló un método, una técnica de visualización ocular para poder comunicarse. Hazmerreír colaboró en el financiamiento de un software para que Quinteros pudiera escribir a través de un programa creado en 2009 por expertos de la Facultad de Ingeniería. Eso le permitió escribir, con ayuda de una enfermera, un segundo libro sobre su vida, que se llama Mi Historia Clínica. “Los dos libros fueron pedidos por especialistas europeos porque este hombre es un fenómeno. Le habían dado tres años de vida y lleva 13”, precisa Juan Manuel Rey.
Uno de los lemas de Hazmerreír dice: “Desde el dolor a la risa, de la tristeza a la alegría, del drama a la comedia, de la desesperación al abrazo. Que caigan las lágrimas, pero que exploten los aplausos”. Con la ayuda de distintas entidades, la ONG organiza todos los años, en Mar del Plata, el Festival Internacional de Circo Hazmerreír. Sus integrantes creen que desarrollan una actividad educativa, “no una educación formal, sino aquella que nos brinda los valores para una sociedad más justa, para llevar una sonrisa a los más necesitados”. Además de donar útiles, juguetes, libros, computadoras, ropa, silla de ruedas y otros elementos, los distintos grupos de circo hacen shows gratuitos en escuelas y en los barrios. Hace poco inauguraron el Comedor Amiguitos, en el barrio Parque Peña.
“Nada de todo lo que hemos hecho hasta ahora impidió que todos los días me despierte pensando en Juan Pablo, pero al menos pensamos que estamos haciendo algo que a él lo llenaría de alegría”, asegura Juan Manuel Rey, quien en su juventud fue jugador de básquet en el Club Unión, entidad en la que años después fue presidente.
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