lunes, 17 de mayo de 2010

Eva y Lola



Son amigas. Una habla como si fuera el último día, y es expansiva por naturaleza; la otra prefiere observar, cerrando hermética su abrigo, como si buscara protegerse de algo o alguien en esta disquería con bar.

Celeste Cid
y Emme protagonizan la última película de la directora Sabrina Farji y allí también personifican a dos amigas, Eva y Lola. Pero esta vez unidas por la tragedia de la última dictadura. Y también trabajan en otros asuntos: Cid, en el nuevo unitario del 13, Para vestir santos, junto a Griselda Siciliani y Gabriela Toscano; y Emme en los comienzos de otra película. Una come un sándwich, la otra toma un té.

–¿Cómo llegan a esta película?

Emme: –Yo ya había trabajado con Sabrina (Farji) antes, y cuando me convocó para Eva y Lola no lo dudé. Me parece muy importante hablar de lo que habla la peli. Son tiempos trascendentales.

Cid: –Leí el guión y me gustó mucho. Primero me habían convocado para el otro personaje, para el de la hija de los apropiadores, pero después Sabrina decidió que fuera la otra chica.

–¿La temática fue decisiva?

Cid: –No necesariamente. Me gustó la historia, me gusta hacer cine y eso es suficiente.

–Ustedes filmaron durante el 2009 pero es durante este año que la temática de los hijos de desaparecidos, apropiaciones y análisis de ADN, cobraron trascendencia. ¿Cómo se sienten al respecto?

Cid: –No fue nuestra idea para nada. Pero el tema tiene que ver con la actualidad siempre.

Emme: –Yo creo que es fundamental. Que justo salga ahora, con todo lo que está pasando, el tema de los hijos adoptivos de Ernestina Noble, no fue a propósito. Pero para mí es una lucha de siempre. Soy nieta de desaparecido (el músico Miguel Condomí). Estoy completamente de acuerdo con el trabajo de Abuelas, estoy con HIJOS y apoyo todo lo que está sucediendo ahora con los cuestionamientos a ciertos periodistas. Me parece perfecto todo lo que dijo y hace Florencia Peña. Pienso igual que ella. Yo tal vez no esté tan preparada como esa gente con la que acuerdo, pero me solidarizo con sus actos e ideas.

–En la película cantan y bailan. Emme, usted está acostumbrada a estas disciplinas. Celeste, ¿cómo se sintió?

Cid: –Muy bien. Es algo que yo hago desde siempre, aunque no se haya visto demasiado en mis trabajos. Aunque ahora, en Para vestir santos, el otro día cantamos las tres.

–¿En chiste o en serio?

Cid: –No, no, no. En serio, como un coro, las tres juntas. La música siempre me gustó y es algo que hago. Fue un placer hacerlo.

–¿Su hijo (André, que tiene con Emanuel Horvilleur) ya es músico?

Cid: –No creo. Es chiquito. No me parece.

–Pero hay algunos hijos de actrices y músicos, como el de Julieta Ortega y el de Leticia Brédice, que ya armaron su banda.

Cid: –No lo puedo creer. ¡Tan chiquitos! André tiene sólo seis años, ahora es tiempo de que juegue, que no tenga responsabilidades.

Emme: –Para mí fue un placer cantar y bailar, puro placer.

–¿Cómo anda la música?

Emme: –Muy bien, gracias. Por ahora la tengo durmiendo. Estoy muy contenta con la actuación y prefiero, en este momento, instalarme acá.

–Canta muy bien. Es al revés de todos, que empiezan actuando y rápidamente se vuelcan a la música.

Emme: –Soy como Johnny Depp. Él y yo, un solo corazón.

–O como Madonna y Prince.

Emme: –¿Viste? Somos privilegiados (risas).

–La película de Prince (Purple Rain) era una porquería.

Cid: –Con que esté Prince es suficiente. Lo demás no importa.

–Recuerdo que hace unos años, usted presentaba un libro de su autoría. ¿Sigue por ese camino?

Cid: –Por supuesto. Es más, durante el rodaje le regalé un libro de collages a la directora. Y de hecho, escribí uno este año que voy a publicar.

–¿Novela, cuentos?

Cid: –Novela.

–¿Con quién va a publicar?

Cid: –Estoy viendo todavía.

–¿Cómo se siente con su regreso a la televisión?

Cid: –Muy bien. Estoy contenta con el proyecto. Si no, no lo hubiera aceptado. Prefiero estos tiempos, los del unitario. Después del éxito de Resistiré, necesité retirarme un poco.

–¿Es fácil correrse?

Cid: –Para mí es natural. Y para la gente con la que elijo rodearme también. No quiero más el ritmo de la tira. Es notable, pero en el momento en que mejor me iba laboralmente, que más éxito tenía, la pasaba peor. La pasé muy mal cada vez que trabajé en novelas exitosas. No sé qué pueda pasar más adelante, pero ahora prefiero hacer cine, unitarios. Trabajo desde muy chiquita.

–¿Siente que le afectó como a los demás niños actores?

Cid: –No lo sé. Por eso prefiero guardarme cuando lo necesito.

–¿Y se puede vivir guardándose sin facturar?

Cid: –Yo puedo. Depende de las necesidades de cada uno. Yo puedo vivir sin grandes estridencias. No necesito lujos.

–¿Cómo se sintió con el tratamiento que le dio la prensa este último año?

Cid: –Es algo que ya pasó, algo en lo que no reparo. Trato de no escuchar ni leer lo que escriben de mí. Pero no te voy mentir, en su momento me hizo daño, me sentí muy mal. Hablan sin saber. Yo sé que es parte de nuestro trabajo, pero no me gusta. Y yo no transo.

–¿Se sienten exigidas con la flacura?

Emme: –¿Me ves muy exigida? (muestra el plato vacío donde descansaba el sándwich que ya comió). La verdad es que entreno, voy al gimnasio, pero no me preocupa demasiado.

Cid: –Me cuido, pero tranquila. No me vuelvo loca. De hecho, engordé unos kilos y los estoy bajando despacio. Hago lo que puedo aunque para este trabajo, se necesita estar bien físicamente. A veces siento que el problema es de los otros. Hace unos días, una periodista de la revista de un diario me preguntó cómo hacía para adelgazar porque “estaba muy gorda”. ¿Podés creer que alguien sea tan cruel y maleducada?

–En general, se califica con la palabra “flaca” como algo positivo, y “gorda” como un concepto negativo.

Cid: –Me parece un desastre. Parecería que nada les viene bien. Si estás flaca porque estás flaca, y si estás gorda porque estás gorda.

–Sin embargo, acaba de liderar un ranking que hizo Veintitrés, de las mujeres más bellas del medio.

Cid: –¿En serio? Ay, ¡salgamos juntas el viernes!

Se abrigan y parten. Emme, con unos enormes lentes que cubren la mitad de su cara, y Celeste se detiene antes en el mostrador de la venta de CDs, en busca del último de Charly García. “Lo amo”, confiesa.



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